27 de diciembre de 2014

Love is in the air y mi carta a los Reyes Majos


Hace unos días, una compañera de trabajo y también amiga, me comentaba lo emocionante que fue ir al aeropuerto a recoger a su marido que llevaba 3 meses fuera por trabajo. Me decía que fue increíble, y que su hijo, un bebé de sólo 1 año y medio, se lanzó a abrazarlo.

En una ocasión tuve que esperar una visita de empresa en el aeropuerto. El retraso del vuelo me brindó la preciosa oportunidad de ver cómo las personas que iban llegando eran recibidas por sus seres queridos. Todavía recuerdo con mucha emoción la escena en la que una mamá africana - con su traje típico - fue recibida por sus 3 hijos que, corriendo, se echaron en sus brazos, y allí estuvieron fuertemente agarrados, llorando de felicidad. Vamos, que aún se me saltan las lágrimas.

Esta escena me transporta automáticamente al inicio de una película, que para mi es casi tan navideña como "Qué bello es vivir", o "Los 10 Mandamientos" (para otros): Love Actually

El film, uno de mis favoritos, arranca justamente con una escena de encuentros en el aeropuerto, con personas que se supone no se ven desde hace tiempo, abrazándose felices... Es difícil que no la hayáis visto, pues la han programado frecuentemente en televisión. Yo he perdido la cuenta, y el otro día, después de que mi amiga me hiciera el comentario del aeropuerto, la volví a ver. 

La película sitúa la acción 5 semanas antes de Navidad y cuenta varias historias de amor que van tomando forma y entrelazándose en algunos casos: son historias de parejas, pero también de padres e hijos o de amigos. Amor en su más amplio espectro. Es una película optimista con muchos toques de humor, pero también momentos emotivos o mágicos. 

Estamos en unas fechas en las que muchos tomamos aviones o trenes, para estar más cerca de los nuestros. Yo llevo haciéndolo 10 años, 5 de ellos acompañada por el no-marido y después también por la peque. Siempre he sentido una sensación especial... esos aviones de finales de Diciembre, van cargados de emoción, de ganas de reencuentro y abrazos contenidos.


Este año hemos llegado en tren a ver a los abuelitos. Nos hemos encontrado con los tíos y la prima Vera, el calor familiar y los menús de 7 platos de la Oma Puri. Hemos hecho cagar el Tió en esa tradición catalana que nos hemos traído a Málaga. 

Son días vividos intensamente en muchos hogares, días mágicos, dicen algunos. Los que tenemos niños vemos la emoción en sus ojos cuando se encuentran con Papa Noël, Nikolaus, el Olentzero, o los Reyes Magos.  Algunos tenemos la oportunidad de desenvolver regalos... pero no puedo olvidar que otros no tienen esa suerte y les faltan muchas cosas esenciales para vivir estos días de forma plenamente feliz. La Navidad es también poner nuestro granito de arena para que en otros familias menos afortunadas, puedan sonreír en estas fechas.

No olvidemos que lo más importante no son los juguetes, los libros, los jerseys, los perfumes caros, joyas, o gadgets electrónicos que nos traerá Papá Noël...  Así que voy a aprovechar y desde aquí voy a hacer mi personal carta a los Reyes Majos, para mi y para los míos: 
  • Unos abrazos con olor a Laura para mi madre, bien fuertes y apretados, por todos los que nos hubieran faltado. También muchas ganas de ir al gimnasio, para ejercitar sus rodillas. 
  • Salud y calma para mi padre. Mucha calma, para mantener el tono de voz adecuado y que su garganta siga curándose. Y que continúe escribiendo y dejándonoslo todo por escrito. 
  • Muchísimos besos de todos los sabores para la Mausi, por la mañana, por la tarde y por la noche. Y un bono de sesiones de escondite y cosquillas ilimitado.  
  • Un vale por 10 mañanas en silencio para mi no-marido, pues yo me levanto siempre parlanchina y él no tanto (sólo 10). Además una bufanda de amor del bueno y poder seguir teniendo el privilegio de ser su camiseta de la suerte por tiempo ilimitado. 
  • Estabilidad laboral para mi hermano y la izeko, porque lo demás ya lo tienen. Y fortuna en lo personal, para mi hermana
  • A nuestra sobrina seguridad en sus primeros pasos, que no haya muchos coscorrones. Y que Oxford este año sea inusualmente soleado. 
  • A nuestro sobrino que no siga creciendo a la velocidad vertiginosa que ha alcanzado, que queremos disfrutarlo chiquitito y sano, como está ahora. 
  • A los yayos, que no nos falten, que son un pilar de nuestra familia. Y que a ellos no les falte de nada, sobretodo salud para ver crecer a sus dos nietos. Les pedimos un saco lleno de gracias y besos variados. 
  • Para mis amigas, abundancia de experiencias felices en todos los terrenos: la salud, la pareja, el trabajo...y poder tenerlas cerca. A las que están más cerca, por las circunstancias y a las que han quedado un poquito más "lejos", pero que están siempre a un toque de teléfono o a un café de distancia.
Y para mi, como digna hija de mi padre, pido un carro de paciencia y otro de serenidad, un vaso mágico de los que siempre están medio llenos, y salud para disfrutar de todo lo anterior.


Que acabéis de disfrutar de estas fiestas. Yo casi llego tarde con mi carta... ¿Vosotros habéis enviado ya la vuestra? 


26 de noviembre de 2014

Una escapada en otoño. Montseny para dos.


Hemos celebrado nuestro 5º aniversario - dicen que es el de papel - y queríamos escaparnos una noche fuera los dos sólos. Alguien me dijo que no es suficiente, y probablemente es verdad. Creo que en un sólo día no tienes tiempo de desconectar de la rutina diaria y dejar que fluya otro ritmo en la pareja, pero...hay que intentarlo y aprovechar lo que está en nuestra mano.

Escogimos un destino otoñal, pues irnos a la playa en Noviembre no nos parecía muy cálido. Enseguida pensé en el Montseny, aunque consideré otros destinos como la Masia La Garriga - que me guardo para un futuro próximo - o Besalú, que no conozco todavía! Finalmente triunfó el Parc Natural del Montseny, y como prácticamente todos los alojamientos estaban reservados me decanté por uno en Tagamanent, El Folló Turisme Rural.

Volvamos al principio! Teníamos pocas horas para estar en "modo-dos" así que pusimos rumbo a Sant Celoni, para ir subiendo por la montaña hasta el Hotel Sant Bernat, dónde aproveché para practicar un poco con la cámara en modo manual como nos había sugerido Bego de Tea on the Moon en nuestras clases de Hello Blogging de Hello Creatividad. La teoría tal como la explicó resultaba muy asequible, pero soy consciente de que me quedan horas de práctica. Aún así, valió la pena y lo importante es empezar, ¿no creéis?


Hacía años que no subía al Sant Bernat y apenas recordaba las impresionantes vistas que se disfrutan desde la terraza del hotel y la preciosa ermita que hay en el jardín, además de los 2 San Bernardos que campan a sus anchas, como parte del attrezzo. Tomamos una cervecita contemplando el paisaje y nos pusimos en marcha para ir a comer a Can Barrina, un clásico que no falla nunca: corazones de alcachofas, cansalada "crec-crec" (nada grasosa) y unas buenas carnes a la brasa. Comimos tan bien, que no pudimos ni tomar postre. 

Decidimos ir por el Plà de la Calma hasta nuestro destino. No era la ruta más rápida, pero probablemente sí la más bonita, y va desde el Montseny a la Vall del Congost, acabando prácticamente en Tagamanent, que es a dónde nos dirigíamos. 

Al llegar a la casa rural, estaban haciendo un curso de cocina que, para todos aquellos que se alojan en El Folló, es gratuito. Una lástima, porque ya estaba empezado, pero consistía en preparar algunos de los platos que se iban a servir durante la cena. Subimos a nuestra habitación - Lavanda - con una decoración rústica y acogedora. Una cama de madera gigante en el centro de la habitación que nos invitaba a una siesta para reposar la comida. 

La cena en este alojamiento rural es distinta. Los platos están servidos a modo de bufet, pero de alguna manera, están espaciados de modo que la gente no se "atropella" para servirse. Hay panes hechos por la señora Mercè, pà de fetge (un tipo de paté de campaña delicioso), distintos quesos con mermeladas de tomate, coca de verduras, humus, tempura de vegetales, atún ahumado (no pregunté, pero parecía casero), pasta y luego los segundos como costillas de cerdo, pollo de corral con ciruelas y orejones, civet de jabalí.... Bueno, si os gusta comer, no os lo podéis perder! Además, otra particularidad es que todos los huéspedes cenan juntos en una mesa larga, que está muy bien - pero limita la sensación de intimidad si uno busca una cena romántica. 

No tuvimos demasiado tiempo para disfrutarlo, pero el lugar es realmente bonito y auténtico. Es una masía del siglo XII que ha sido restaurada durante años y aunque muy sencilla, está cuidada al detalle y limpísima, que también es importante. Vi algunas fotografías de la casa en verano y realmente, tiene un aire a la Provenza francesa o a alguna zona de la Toscana. Muy muy bonita! Además venden conservas, cerámica y trabajos de otros artesanos de la zona. 

Al día siguiente dimos un pequeño paseo hasta el Figaró, un pueblo al lado de Tagamanent, porque ya teníamos que volver, y no perdí la oportunidad de hacer alguna fotografía más para los ejercicios de Hello Blogging. Como decía antes... tengo que practicar, pero lo que sí sé es que me gusta muchísimo hacer fotos. 


¿Os habéis escapado a algún lugar bonito este otoño?

13 de noviembre de 2014

I feel good


I feel good... porque estoy haciendo un curso en Hello! Creatividad, bueno - otro curso - porque en Junio ya tuve la oportunidad de hacer Writing for Self Discovery, que compartí con unas compañeras estupendas y me gustó muchísimo. 

Empecé este nuevo curso "Hello! Blogging" porque quería encontrar (más) motivaciones para seguir escribiendo este blog y hacerlo mejor, más interesante, más cuidado, más bonito y más personal todavía. No tanto para que lo lean otros, que... por qué no, sino sobretodo para mi propia satisfacción. 

Estoy muy contenta de haberlo empezado y de tener como profesoras a bloggers tan relevantes como Bea de Con Botas de Agua o Mar y María de Sonambulistas, que no sólo te transmiten lo que han aprendido gracias a su propia experiencia, sino que lo hacen de una manera amena, dinámica y cercana.

Las clases que hemos hecho hasta ahora son para ayudarnos a encontrar el estilo de nuestro blog, y darle un toque personal especial, para aprender a planificar y ordenar nuestras ideas, ejercitar la creatividad con sugerencias, herramientas y recursos... Son clases"teóricas" que consultamos online y en un foro podemos interactuar, compartiendo opiniones, pensamientos y dudas, con las compañeras y la "profesora" que nos guía en los distintos temas. 

También nos proponen ejercicios y uno de ellos ha sido crear nuestro propio "Moodboard" con lo que nos inspira para nuestro blog. Se trata de mezclar materiales como telas, fotos, papeles, objetos... que te te gusten y te identifiquen, y capten la esencia de lo que querrías plasmar en el blog.  

Aunque con más tiempo hubiera hecho algo distinto y las fotografías no son demasiado buenas, estoy contenta de cómo ha quedado, porque es todo lo que está, aunque no esté todo lo que es. Hay muchas más cosas que me inspiran, me gustan y puede que incluso sean más personales todavía, pero ésta es una buena muestra de ellas.
  • La paleta de colores está compuesta de tonos azules y algunos amarillos os ocres... que son los que ya predominan en el blog. 
  • Escogí fotografías de revistas que me inspiraban belleza y tranquilidad, las flores, las imágenes antiguas, las piruletas de un anuncio de joyas - un toque feliz, pero con guiños azules, también. 
  • Hice un pequeño collage con algunas fotos que había en mi pinterest, pero muchas de las que se ven son imágenes mías que he ido colgando en Instagram, además de dos fotos de la sesión familiar que nos hizo Olga Pareja este verano. 
  • Hay dos libros de citas "Tranquilidad" y "Felicidad" que tengo desde hace años y contienen frases muy bonitas. 
  • Unas cuantas piedras, porque las recojo allá donde voy, las de la foto son de República Dominicana y Túnez. También hay una piedra decorada que compré en Frigiliana y que ha sido declarado uno de los pueblos más bonitos de Andalucía, entre los que también está Comares.
  • No podían faltar unos bolis y una libreta, para poder anotar todo lo que se me pasa por la cabeza y un amuleto dorado que hace años que me acompaña cada vez que cambio de trabajo.
  • El collar fue regalo de una de mis mejores amigas y que el mismo día que hice el moodboard, me dio una feliz noticia. 
  • El cochecito le gusta a la Mausi  y la casita de pájaros que compré en Amazon para convertirla en una lámpara para su nueva habitación. 

Por la mañana hice unas fotos deprisa y corriendo para ver si con luz natural conseguía mi objetivo, allí había además un botecito de cristal con arena blanca de Cerdeña y una sandalia menorquina, recuerdo de las vacaciones del año pasado. 

Espero que os guste... I feel good, porque el "moodboard" no es otra cosa que una composición de objetos reales o virtuales para mostrar tu estado de ánimo, cómo te sientes, lo que te inspira... Y me siento bien gracias a este curso y todo lo que estoy aprendiendo. Además, tengo muchas ganas de hacer mi collage anual - a final de año - inspirada por este ejercicio y motivada para seguir haciendo cosas creativas, aunque "sólo" sea escribir!  

¿Habéis hecho alguna vez un collage personal o un moodoard? ¿Tenéis un tablón de Pinterest dónde guardéis todo aquello que os gusta? 


6 de noviembre de 2014

Quererse en la distancia



Suelo contar que yo no me independicé, sino que fueron mis padres los que se independizaron de sus hijos, hace ahora unos 12 años. Deseaban tener una vida más relajada, más tranquila y agradable, y sabíamos desde hacía mucho tiempo que se iban a vivir a Málaga.

Era su deseo irse de Barcelona y aunque no siempre lo he entendido, siempre lo he respetado. No para todos fue un buen momento, por un cambio en mi situación personal, me cogió con el pie cambiado y al principio me costó asumir que iba a vivir sola - una idea que no había considerado nunca. Eso sí, tenía 29 años, me ganaba la vida y ya era (muy) mayorcita para ser independiente. 

Mi hermana, aventajada en asuntos de independencia, vivía con su pareja de entonces y mi hermano pequeño tomó la decisión de irse a vivir con ellos. Yo me instalé en Mataró, a 25 kms de distancia, en mi nuevo piso de soltera y como todos teníamos nuestras rutinas, no siempre nos veíamos muy a menudo.  

Desde entonces, la sister se ha mudado en  varias ocasiones y ahora vive en Oxford a 1600 kms, con mi preciosísima sobrina. Mi hermano, por su parte, un día se mudó a Bilbao, a sólo 600 kms, y allí ha construido su vida junto a nuestra querida iseko. Y mis padres, siguen en el sur, a 1000 kms de nuestra casa, en un pueblecito de la Axarquía muy bonito y muy pequeño, que se llama Comares


No es que sea algo especialmente extraño, pero sí poco habitual encontrar a familias tan "desperdigadas", aunque creo que dadas las circunstancias, cada vez lo será más. Como decía antes, cuando empecé a vivir sola me costó muchísimo esfuerzo porque yo no lo deseaba. Con el paso del tiempo entendí y disfruté de todos los placeres que proporciona la independencia. Pero son incontables las ocasiones en las que eché de menos a mis padres y los hubiera querido tener más cerca.

Ahora que soy mamá, también me da pena muchos días que la Mausi no pueda ver más al abuelito y a la Omi, pero ella ya sabe que podemos hablar con ellos por Skype y cuando nos vienen a visitar o vamos a verles, sé que disfrutan al máximo de la peque, igual que ella de sus abuelos. Lo mismo ocurre con mi hermano, al que por fin fuimos a ver a Bilbao en Octubre; o con mi hermana y mi sobrina - soplamos las velas de su primer cumpleaños por Skype hace una semana. 

No siempre es fácil, no siempre están a mano, no siempre hablamos todo lo que querríamos ni lo que deberíamos, seguramente. Hemos de esforzarnos los 5, o los 9 de la familia extendida, para mantenernos al día y para querernos y cuidarnos en la distancia. Pero también es muy bonito cuando nos reencontramos, como en Navidad - que celebramos todos juntos en Comares - o en verano, en alguna visita de los abuelos o los tíos. 

Aún así hago un propósito nuevo y no de temporada, para mantenernos más cerca, a pesar de los kilómetros que nos separan, y no dejar de querernos activamente por demasiados días. Porque aunque no os lo diga todos los días, y a veces no lo parezca, os quiero.

¿Y vosotros? ¿Vivís cerca o lejos de los vuestros? ¿Cómo lo hacéis si no los tenéis cerca?

1 de noviembre de 2014

De tornillos flojos y miedos nocturnos

A riesgo de parecer una paranoica, debo reconocer uno de mis peores... ¿defectos? ¿debilidades? Soy miedosa.

No sé si es de nacimiento, porque me caí de algún sitio en una habitación oscura (mi madre no me ha dicho nada de eso), si se debe a mi general falta de autoconfianza, a que me encantaba mirar las pelis de miedo de reojo, o si lo acrecentó de alguna manera mi temprana lectura de temas "sobrenaturales". El quid de la cuestión, es que soy una cagada. Sí sí... tal cual. Y desde chiquitita.

Recuerdo una vez - tendría unos 8 o 9 años - y dormía en el segundo piso del dúplex en el que vivíamos con mis padres. Una ventana que estaba semiabierta chirrió por efecto del viento y yo grité a todo pulmón "Dráculaaaaaaaa", para que os hagáis una idea. 

Me asusta sobretodo que alguien pueda entrar en casa de noche para robar, mientras nosotros estamos durmiendo. Cuando vivía en mi piso de soltera, en general no tuve miedo casi nunca, porque consideraba que era difícil que trepara alguien por la fachada principal del edificio o por el tejado, para poder entrar. Pero ahora vivo en una pequeña casa de planta baja y sin alarma y mis temores han vuelto para quedarse. 

Os contaré, para mi mayor escarnio y a riesgo de parecer turulata mi checklist de un día cualquiera (aunque no de todos los días) antes de irme a dormir: 
  • Comprobar que he dejado la llave de la puerta principal puesta y cruzada. 
  • Asegurarme de que la puerta de la terraza, de dos hojas, esté cerrada.
  • Revisar que todos las ventanas tengan sus seguros puestos (hice que mi no-marido  pusiera seguros en 3 de las ventanas que yo consideré más "vulnerables"). 
  • Darle una palmadita a nuestras xuxis - una duerme junto a la puerta de entrada y otra junto a la puerta de la terraza (no fue una imposición, lo eligieron así ellas) y de algún modo se supone que son las guardianas del hogar, o eso espero. 

Además, desde que nació La Mausi me acostumbré a tener una pequeña luz "quitamiedos" para poder verla cuando se despertaba en medio de la noche y ya no puedo dormir a oscuras del todo, así que: 
  • Tenemos una pequeña luz en la fachada delantera y la terraza trasera, que prenden durante las horas nocturas.
  • La luz del baño pequeño, que da a la calle, se queda encendida toda la noche (con la puerta cerrada) a modo de mensaje para "navegantes". 
  • Dejo encendida la luz de la campana de la cocina.
  • A la peque le enciendo el humidificador, que tiene una lucecita azul muy "relajante". 
  • Además, duermo con el móvil en modo linterna suave junto a la mesita de noche - muy sano por las radiaciones, seguramente. 

Sí, mi casa está iluminada como un faro en la noche y hacemos muy felices a los señores de Endesa. Todo eso gracias a algún tornillo flojuno de fábrica o a alguna película chunga tipo seloquehicisteelúltimoviernestrece.  

¿Qué os parece? ¿Diagnóstico? No os excedáis demasiado en vuestros adjetivos, os garantizo que mi no-marido me ha dado una pista bastante exacta de lo majareta que estoy. 

Feliz Noche de Halloween! 


22 de octubre de 2014

Conciliando, que es gerundio!


Estas últimas semanas se me han pasado volando, con un viaje familiar, muchos quehaceres diarios y un montón de temas abiertos en la oficina. Me encanta tener trabajo, rindo más bajo un poco de presión, sin necesidad de llegar a la sensación de desbordarme, que no me gusta. En estos últimos días, nos hemos desayunado con algunas noticias interesantes en el ámbito de lo femenino y lo laboral. Las contundentes declaraciones de Mónica de Oriol del Círculo de Empresarios sobre la contratación de las mujeres de 25 a 45 años. La destitución de una empleada por parte del Concejal de Hortaleza, según él, por su falta de rendimiento después de haber sido madre recientemente.  O la oferta de algunas empresas de Silicon Valley para que sus empleadas puedan congelar sus óvulos y así concentrarse en su carrera durante los años más fértiles de sus vidas.

Seguramente llego tarde a este debate o, mejor dicho, ya vamos todos tarde, muy tarde, que no es lo mismo. ¿Qué es la conciliación? Dice el diccionario de la RAE que conciliar es componer o ajustar los ánimos de personas o cosas opuestas entre sí. De entrada, quiere decir que la vida familiar y la profesional, vienen a estar un poco contrapuestas. Para mi, la familiar incluye el tiempo libre, las tareas domésticas, leer, jugar con mi hija, hablar con mi no-marido, mirar Instagram, cocinar, ir a comprar, escribir... La profesional, es la parte que hago de 9 a 6 cada día. Soy Secretaria o Assistant, llámalo como quieras. Me gusta bastante lo que hago y creo que lo hago bien. A veces pienso si podría haber alcanzado metas profesionales más altas, pero seguramente no haber llegado más arriba en el organigrama ha sido el resultado de una mezcla de situaciones del destino y decisiones personales. Y no lo siento, porque no sé si me gustaría más mi vida teniendo una posición con más responsabilidad. 

Mi opinión es que la conciliación apenas existe. Cuando las mujeres tomamos una decisión en este terreno, frecuentemente "perdemos". No todo, claro, pero siempre renunciamos a algo. Si te dedicas el 100% a tu trabajo, dejas de disfrutar algo de tus hijos. Y si decides dedicarle más tiempo a tus hijos, entonces suele significar que tienes que renunciar a parte de tu carrera profesional. Los horarios de los jardines de infancia, de las escuelas, y de los centros de trabajo, no están alineados. Y si trabajas hasta las 10 de la noche, en un centro comercial, o tienes turnos en una fábrica, todavía tiene que ser más difícil. Digo yo. Luego está lo de ser una superwoman, una supermadre y una supermujer, que nos hemos creído todas que, no sólo tiene que ser posible, sino que encima tendría que ser fácil. 

Este tema da para mucho más que un post, así que no me extenderé más. Pero me gustaría que la conciliación se fomentara desde las instituciones y las empresass, que no se cuestionara a las mujeres que reducen su jornada (y su salario), que existieran más guarderías y los calendarios de los centros de estudios estuvieran más alineados con los profesionales, que los padres también tuvieran que disfrutar de la baja por paternidad y solicitaran más permisos para atender a sus hijos enfermos o llevarlos al médico, que las familias con hijos en edad escolar tuvieran ayudas y las empresas beneficios fiscales al contratar a mujeres y madres, por ejemplo. Mientras tanto... la conciliación será sólo para una minoría, para las personas con más recursos, o para aquellas que decidan trabajar por cuenta propia, con todos sus pros y sus contras, con el fin de poder pasar algo más de tiempo de calidad con sus hijos.


7 de octubre de 2014

Del Amor y los medios pomelos


¿Cuánto dura el amor? Investigaciones científicas determinan que si hablamos de enamoramiento dura 2 o 3 años. Ello se debe a las hormonas que genera nuestro cerebro:  dopamina, testosterona, serotonina, norepinefrina (o algo así), que nos hacen sentir eufóricos. Nuestro delicado cuerpo no está preparado para resistir tanta emoción por un periodo de tiempo prolongado, las hormonas se relajan y dan así paso al desenamoramiento o, en el mejor de los casos, a un amor tranquilo.

Según este artículo, los españoles duran una media de 13,8 años unidos, que no es demasiado y da una razonable explicación antropológica sobre por qué el amor dura unos 7 años. Pertenezco a  la generación ilusa de las películas Disney con sus besos que despiertan princesas y convierten sapos en príncipes. Crecí escuchando las baladas de Hombres G y viendo a Kelly McGillis conquistar a Tom Cruise en Top Gun  y esa escena de amor a contraluz interminable ambientanda por "Take my breathe away" de Berlín.


No sé si nací creyendo en que el amor podía ser para siempre, o si la idea se instaló en mi cabeza. Hollywood vende la idea del amor ideal con sus "películas de cubo" (un día explicaré este concepto), pero también llega el mismo mensaje a través de ciertas novelas, revistas, series...y la sociedad en general. No tiene buena prensa decir que el amor se puede terminar, que el matrimonio es duro, que la convivencia acaba puede acabar con la pasión o que un día puede que sean más los sinsabores que las satisfacciones. 

El fin de semana vi el documental "112 bodas" en el que un cineasta que se dedica a grabar vídeos de boda entrevista a algunas de las parejas a las que filmó el día de su boda y les pregunta sobre cómo les ha ido en esos años, cuáles eran sus expectativas sobre el matrimonio y qué dificultades han encontrado en la convivencia. Es interesante, porque es un punto de vista distinto. Normalmente las películas románticas acaban justo en ese momento culminante: la ceremonia, el beso, una mirada extasiada... y fundido a negro.  El matrimonio, o compartir la vida en pareja, no es sólo maravilloso - que puede serlo - sino también un reto diario. Y es importante estar enamorado y entusiasmado, para afrontarlo. 

Otro de los conceptos que aparece es el de la "media naranja". Curiosamente ninguno de los entrevistados dice creer en la media naranja, como mucho, aceptan que haya muchas medias naranjas. Yo siempre he creído en el "medio pomelo". El medio pomelo no es tan dulce como una naranja, pero puedes quererlo muchííísisisimo y ser muy feliz. También creo que el mundo tiene que estar lleno de medios pomelos. ¿Sino qué? ¿Sólo podrías amar y ser amado por una única persona en este mundo? Eso ofrece muy pocas oportunidades de encontrar El Amor, ¿no?

Hace poco se casó una de mis mejores amigas y días antes me había pedido que le escribiera algo para decir durante la celebración, en el restaurante. Le dije que sí con mucho entusiasmo, porque me cogió en un momento en el que sentía deseos de volver a escribir. Luego me costó más de lo que esperaba encontrar todas las palabras para un día tan especial, pero al final... 

"..., nos conocemos hace por lo menos,10 años, que son una pequeña vida. Quiero decirte sobretodo que me alegra muchísimo poder estar hoy aquí, con vosotros, y verte feliz, radiante, pletórica... en uno de los días más importantes de tu vida.
Podrían haberme pedido que contara una anécdota divertida de nuestra época de juventud... bueno, de su juventud y de mi madurez. Pero no,  me pidieron que escribiera algo para decir a la hora de los postres. Algo de Neruda o de Martí Pol, por ejemplo.
¿Poesía a la hora de los dulces? Por un instante pensé que sí – salida facilona – Googleo algo de Neruda, igual tengo el libro en casa y todo y quedo la mar de bien. 
Pero tuve un momento de lucidez y enseguida pensé que el matrimonio no es “SÓLO” poesía. Perdonadme por opinar gratuitamente, porque yo no he legitimado mi relación... todavía..., pero hace unos años que convivo en pareja, en pecadillo, como si estuviéramos casados. Y aunque yo quisiera, el matrimonio y el amor, no son siempre poesía.
Hay poesía, sí. Hay flores al principio, o en los aniversarios. Hay besos. Hay caricias. Hay miradas especiales. Hay abrazos... Pero en un matrimonio, en una pareja que convive, lo que hay es... mucha prosa. Momentos no tan poéticos, no tan perfectos, no tan idílicos, con los que hay que lidiar. Aun así cada uno tiene la capacidad de escribir su propia historia de amor. Y no olvidemos que algunas de las más grandes como “Orgullo y Prejuicio” o “Romeo y Julieta”, se escribieron en prosa. 
No creo que haya recetas para una convivencia perfecta, para un largo y feliz matrimonio. Aunque sí algunos buenos consejos. Ahí van algunos:
  • Decir frecuentemente “te quiero”.
  • No irse a dormir enfadados o sin darse un beso de buenas noches.
  • Pasear cogidos de la mano.
  • Abrazar a nuestra pareja por lo menos una vez al día.
  • Entregarse al otro, por el placer de hacerle feliz.
  • Cultivar el sentido del humor.
  • Compartir nuestro rumbo, y la dirección de nuestras vidas.
  • Dialogar, más que discutir, para llegar a acuerdos que nos hagan más fuertes.
  • Encontrar momentos individuales sin olvidar los momentos de pareja.
  • Buscar el equilibrio en nuestras obligaciones mutuas.
  • Comunicarse mucho y quejarse poco.
  • Confiar ciegamente o casi...
  • Perdonar sinceramente y a menudo.
Un amigo me dijo una frase hace tiempo que nunca se me ha olvidado “Quieres a alguien no por quién es, sino a pesar de quién es”. Y me parece muy muy cierto! Porque una convivencia feliz requiere que te vuelvas a enamorar una y otra vez de la misma persona, y para eso, hay que quererla con el pack completo. Cuando convives con alguien durante años, no puedes hacerlo si no acabas amando hasta aquello que, en principio, te sacaba de quicio. Justamente porque esos defectos hacen que esa persona sea quién realmente es.
Y ahora sí, algo de Neruda...
Si nada nos salva de la Muerte, al menos que el Amor nos salve de la Vida

¿Consideráis que existe el amor para siempre? ¿Alguien cree que ha encontrado a su media naranja? ¿Tenéis algún secreto para una feliz convivencia?

3 de octubre de 2014

Por fin es Viernes!


Esta semana ha sido una de esas que pasan volando. No puedo creerme que hayamos dejado atrás el verano y estemos ya en Octubre, aunque el otoño se ha aliado con la climatología para hacerse valer.

Con el cambio de estación, viene el cambio de armario, pero con la falta de tiempo, nos pilla con el pie cambiado... y así andamos, vestidos de cebolla, capa que me pongo, capa que me quito. Todo el día disfrazados de turista accidental, con botas y camiseta de tirantes, o con sandalias y jersey de cuello alto. Yo deseando darle un cambio a mi vestuario y no he tenido la oportunidad. 

Aún así, me siento feliz de ver que en tirantes o en forro polar, estamos todos sanos. Con la candela colgando, pero sin males mayores. Hablo por la Mausi y su papá, por mi papá, por alguna amiga e incluso por mi, que también he pasado por exámenes médicos. Todos bien, gracias. Y eso no puede decirse siempre, así que afortunados.

El lunes arrancó con una HappilyNight en un sitio llamado La Royale, en el que hicimos acto de presencia 4 de 6 y cenamos al lado de Mr. Custo Barcelona. La cena, como siempre, fue divertida departiendo bastante sobre lo humano, un poco sobre lo divino o lo sobrenatural, y más de lo masculino. Las hamburguesas valían mucho la pena, pero la compañía lo era todo. 

En el trabajo hemos tenido un ritmo trepidante para montar una semana de reuniones al otro lado del Atlántico, en el norte y en el sur. Y me he sentido feliz de trabajar para la multinational, porque se desarrollan muchos proyectos, pero me ha cautivado el que se ha llevado a cabo para el Hospital de Niños de Sant Joan de Déu.

He podido acabar un libro y en inglés "Wild: From Lost to Found" de Cheryl Strayed, en el que explica cómo para encontrarse a sí misma tuvo que perderse en el PCT (Pacific Crest Trail) una ruta que recorre el Oeste de Estados Unidos desde la Baja California hasta la Columbia Británica en Canada. Y resulta realmente sorprendente como los humanos podemos superarnos a nosotros mismos.

Tengo todavía unos 10 post a medias con ideas que no acaban de germinar, y no consigo establecer una rutina, pero he podido publicar dos veces. Y aunque no me lee casi nadie... me hace feliz que me lean un poquito y cumplir conmigo misma cuando escribo y cuento algunas de las cosas que me rondan la cabecita.

El fin de semana se presenta tranquilo y familiar y pocas cosas me podrían complacer más que pasar tiempo relajada con la Mausi y los 3 libros nuevos que tenemos en casa, incluyendo "Eisenbahn ins Traumland" - recomendación de De Mi Casa Al Mundo. Además, mi no-marido, que lleva toda la semana amasando pan casero, dice que se ha bajado los capítulos de la Temporada 7 de Mad Men. Esto promete. 

Para rematar os dejo una de mis canciones favoritas, de las que además de removerme por dentro, me relaja muchísimo. "Belong" de REM. 


¡Feliz Finde! 






30 de septiembre de 2014

Lo importante


Hay entradas que me cuesta mucho escribir. La idea sobre la que quiero hablar anida en mi... pero bien no consigo plasmarla por escrito, o no encuentro el tiempo de hacerlo como yo quisiera. 

Hoy, no querría dejar de escribir sobre "lo importante". Frecuentemente olvidamos lo que es importante en nuestras vidas. No es que no lo sepamos, es que la velocidad a la que vamos cada día, y otros objetivos cotidianos, nos hacen perder la perspectiva. 

Yo misma, empiezo el día en general de buen humor, pero también un poco estresada, porque desde las 6.30 de la mañana ya tengo en mente todo lo que debo o quiero hacer. Frecuentemente antes de salir de casa ya estoy alterada porque voy tarde y ya tengo una larga lista de pendientes en mi cabeza. Creo que eso me hace perder el horizonte. 

Puede que esté hablando por otros, y sólo tenga que hablar por mi. Pero creo que los humanos cometemos el error de olvidar no sólo el pasado más próximo - como ocurre con la historia - sino que casi todos los días perdemos de vista lo que es importante, y sólo unos pocos minutos, somos capaces de frenar en nuestra vorágine y recordarlo. 


Siempre vamos a con prisas, haciendo un rallye con el coche para llegar puntuales al trabajo, a recoger a los niños, a comprar... y un día somos testigos de un accidente, o estamos a punto de ser responsables de uno y entonces, en shock, nos damos cuenta de que no es necesario, que podemos y deberíamos ir más relajados. Pero... se nos olvida al día siguiente, o a la semana.

No nos paramos a decirle a nuestros padres que los queremos, o a darles las gracias por todo lo que han hecho y hacen por nosotros, y un día tienen un susto de los grandes... y nos tiemblan las rodillas porque podrían haberse ido sin que les dijéramos todo aquello que teníamos pendiente. 

Nos enfadamos con nuestra pareja por una disputa doméstica, por quién recoge la cocina o quién plancha la ropa, por quién hace o deja de hacer en casa. Entonces vives de cerca la ruptura de una pareja, y te das cuenta de que a menudo, hacemos todo lo que podemos y que tu pareja tiene - todavía - todas las cosas maravillosas que te enamoraron y muchas más. 

No nos sentamos a jugar 20 minutos con nuestros hijos relajadamente, sin pensar en nada más, sin mirar el móvil o levantarnos para ir haciendo otras cosas. Y luego nos arrepentimos de no haberles dedicado ese tiempo cuando los vemos jugando sólos. 

Y así... podríamos seguir y seguir. Hoy he pensado en todo esto, porque ha caído en mis manos el artículo que escribió Charlotte Kitley, que era una bloguera de The Hufftington Post y que ha fallecido recientemente de cáncer. 

Adjunto el enlace al artículo completo, pero quiero resaltar un extracto, que habla justamente de lo que decía antes. De que no debemos perder de vista lo importante. 
"... por favor, por favor, disfrutad de la vida. Cogedla con las dos manos, agarradla, agitadla y creed en ella cada instante. Adorad a vuestros hijos. No tenéis ni idea de lo privilegiados que sois por poder gritarles cada mañana para que se den prisa y se laven los dientes.
Abrazad a esa persona que queréis y si no os devuelve el abrazo, encontrad a alguien que sí lo haga. Todo el mundo se merece querer y ser querido. No aceptéis menos. Buscad un trabajo que os guste, pero no os hagáis esclavos de ello. Al final, en la lápida no pondrá "ojalá hubiera trabajado más". Bailad, reiros y comed con amigos. Las amistades verdaderas, fuertes y sinceras son un privilegio y una elección que tenemos que hacer, no como la lealtad que debemos mostrar por un vínculo sanguíneo. Elegid sabiamente a vuestros amigos y queredlos con todo vuestro amor. Rodeaos de cosas bonitas. En la vida hay muchas sombras y mucha tristeza; buscad ese arcoiris y enmarcadlo. Hay belleza en todo. A veces sólo hay que esforzarse un poco más para verlo."

No perdamos de vista lo importante. Son las pequeñas cosas.

21 de septiembre de 2014

Cualquier tiempo pasado...



No. No digo que fuera mejor y hoy no ha ocurrido nada en especial que me haga añorar mi antigua yo. Pero a veces pienso de refilón en las cosas que ya no son igual desde que soy madre. 

Es una declaración muy personal y probablemente hasta resulte "superficial" para algunos. Tenemos hijos porque queremos y no es un lamento, es simplemente un viaje al pasado. Hay que tomárselo con un toque de humor, pero estas son algunas de las cosas que, a veces, echo de menos: 
  1. Ir a la peluquería y pasarme allí 4 horas sin remordimientos. Sin pensar en que alguien me está esperando o en que estoy desatendiendo a mi hija por estar un sábado por la mañana en la pelu. No es que disfrute muchísimo invirtiendo toda la mañana o toda la tarde en la peluquería, pero no me importaría poder estar un par de horas sin sentirme un poco culpable. 
  2. Cuidarme. Las rutinas diarias de belleza, ya no son diarias, son bisemanales, con suerte. Y las que eran bimensuales, han pasado a ser mensuales, o mucho más esporádicas. Ponerse el body milk, la crema de manos exfoliarse los pies - pasaba antes cada día - y ahora lo hago un par de veces por semana. No se me olvida, ¡es que no me da tiempo! Antes iba depilada (casi) siempre. Ahora pasarse la silk epil es como tener una aventura, ocurre rápido y a escondidas, porque sino aparece la Mausi, "eso qué eh lo que éh?". Y las uñas... me da tiempo a tenerlas largas, porque no tengo tiempo ni de mordérmelas. 
  3. Beber. Tomarme una botella de vino mano a mano con mi pareja o beberme 2 gin tonics con amigos, aunque sea en casa. Simplemente, me da demasiado yuyu pensar que si me tomo una copa de más, durante la noche puede ocurrirle algo a la peque y yo no estaré al 100%. 
  4. Hablar por teléfono y tener una conversación de 1 hora y media con una amiga. Lo reconozco, ni es necesario, ni beneficioso para las contracturas. Pero antes era algo que hacía casi a diario. Vivía sola y hablaba con mis amigas mientras hacia la cena, cocinaba, iba al baño o me hacía las uñas (ver 2). Eso se acabó, ahora sé que están vivas gracias a algún Whatsapp y sus fotos en Facebook... y a algún encuentro ocasional que podemos robarle al tiempo! 
  5. Hacer deporte - casi - por placer. Una amiga me abrió los ojos la semana pasada. No encontramos el momento para hacer deporte porque, entre otras cosas, esperamos que sea un espacio de relax para nosotras, o por lo menos de distensión. Pero como hay que encajarlo en la agenda semanal e ir corriendo del trabajo al gym, y del gym a casa... ya no resulta ni distendido, ni un placer. 
  6. Leer. Pasarme un domingo por la mañana leyendo el periódico y sus suplementos. O leerme una revista del tirón en la playa. Una utopía.
  7. Improvisar. Para ser justos, aún improvisamos planes. Aún hacemos algo que no teníamos previsto un sábado o un domingo. No es que llevemos una agenda a rajatabla - tengo un punto alemán, pero ya quisiera yo... Pero no es lo mismo. Uno siempre tiene que tener en cuenta, dónde podrá comer la peque, o dónde podremos utilizar unos baños, si tendrá que dormir, etc. 
  8. Ser puntual. Imagino que eso ya es un problema personal. Yo había sido puntual como un reloj suizo toda mi juventud. Luego unas amigas muy queridas, pero extremadamente tardonas, me reformaron a golpe de espera y me tomé la justicia por mi mano, llegando a aparecer frecuentemente la última. ¡Venganza! Pero ahora, ahora no consigo salir de casa casi nunca a la hora que me he propuesto. De hecho, debería haberlo puesto en mi lista de propósitos de temporada y ni siquiera lo he hecho. 
  9. Ir de compras. Dedicarme toda una mañana o una tarde a entrar y salir de las tiendas de un centro comercial, probándome ropa o - como soy un poco perezosa para desvertirme y vestirme - solamente mirando. O pasear por el Born de Barcelona, curioseando en una tienda detrás de otra, descubriendo nuevos locales y parándome a tomar algo, además. Eso... ni puedo hacerlo con la Mausi, ni su papi tiene la paciencia de hacerlo en pareja tampoco. Y creo que cualquier madre que piense en ir de compras con sus hijos, debe sentirse de manera parecida. 
A pesar de todo lo anterior, no cambiaría por nada del mundo todo lo que tengo ahora.Y vosotros, ¿Alguna vez echáis algo de menos de vuestra vida anterior?  

16 de septiembre de 2014

Happility Loves...

Instagram y Pinterest invaden mis sentidos en el 2.0 con cosas preciosísimas que no siempre están a mi alcance en el mundo real. Se puede querer todo... pero no siempre tenerlo. Así que, como consuelo, y como wishlist de cumpleaños atrasada, ahí dejo algunas de las que me han gustado en estos últimos días. 

  1. Las bailarinas de Muitt... que me tienen enamorada. 
  2. Los bolsos de Lacambra que además se pueden personalizar. 
  3. Los colgantes de ouibiyou y de Srta. Bolitas - con esos colores preciosos. 
  4. Las casitas que se agotaron en un minuto de Hola Mama Shop  y que quiero para la habitación de Elsa junto con la silla de Westwing
  5. La cama Kura de Ikea para la habitación de niña de Elsa, customizada. 
  6. El nuevo y bonito diseño del blog de La Refamilia, con su madeja de lanas acogedoras. 










12 de septiembre de 2014

Serendipity & Happility

Hace unos meses hice un curso en Hello!Creatividad, Writing for Self Discovery. En uno de los ejercicios nos pidieron que escribiéramos sobre un momento de Serendipia. Me gusta mucho la palabra en inglés, Serendipity, y de algún modo inspiró un palabro inventado que era “Happility” que fue incialmente un grupo de amigas y luego el título de este blog. Una serendipia es un descubrimiento o acontecimiento inesperado, que se produce cuando se estaba buscando otra cosa. 

Esta es la historia de mis Happiligirls que fue lo que surgió cuando escribí mi ejercicio.  


Después de muchos años, volví a reencontrarme con una amiga. Somos personas muy distintas. Ella, un gran carácter, de mucha fuerza, decidida y lanzada, con su propio negocio… Yo, más moldeable, menos determinada, y en el terreno profesional, quizás con muchos deseos de lo que querría “ser” y acomodada a lo que felizmente soy. Por otra parte nos unen cosas básicas, valores y pensamientos que sí nos son comunes y son tan importantes. 

Nos reencontramos y nos contamos nuestras penas. Las dos estábamos pasando por situaciones sentimentales delicadas. Empezamos a vernos más frecuentemente y tengo muy buenos recuerdos de unas cuantas cenas en la playa, en la ciudad en la que yo vivía antes… conversaciones, pensamientos, declaraciones de intenciones. También tengo muy presente otro día en mi casa, en el que acabamos bailando y saltando, al principio tristes, y después riéndonos con todas nuestras fuerzas.

A veces considerábamos que la vida nos pudiera llevar a pasar el resto de nuestras vidas solas, cosa que nos preocupaba mucho, y nos decíamos que teníamos que asumirlo como una posibilidad real. Nos dimos cuenta de que no éramos las únicas en esa situación, y que varias de nuestras amigas pasaban tiempo solas, cuando teníamos la opción de compartir momentos y vivencias. Montamos un grupo de amigas bajo el concepto de “Happility”. Improvisamos un viaje a Málaga, a casa de mis padres – éramos 4 y apenas nos conocíamos –  pero fue muy divertido. Se fueron añadiendo algunas amigas más. Hacíamos planes, comíamos, cenábamos, salíamos, íbamos a conciertos,… Organizamos un viaje a la India, 8 de nosotras en un autobús durante 15 días. Siempre había tenido pánico de ir a un país como la India y fue.... un viaje absolutamente genial.

Pasamos algunos meses en los que hicimos muchas cosas juntas y compartimos momentos muy especiales que nos unieron. Cinco o seis de nosotras seguimos viéndonos regularmente y aunque nuestras vidas han cambiado mucho, tenemos una relación de amistad sincera y puedo decir que las quiero mucho. 

Hacía muchos días que había escrito este post y no lo había acabado, lo hago ahora porque hoy nos hemos visto y he disfrutado de su compañía y quiero dar las gracias desde aquí por tenerlas a mi lado. Aunque nos veamos menos de lo que todas quisiéramos, son un regalo en mi vida. Fue una afortunada casualidad reencontrarme con mi amiga y que, de algún modo, eso nos llevara a las demás y nos haya permitido compartir tantos momentos verdaderamente especiales y tanto cariño. Gracias, Happiligirls.

2 de septiembre de 2014

Propósitos de temporada


En estas fechas somos legión los que hacemos una lista de buenos propósitos, aunque sea mental. Las editoriales lanzan su anzuelo con los fascículos de colecciones de tacitas, esmaltes de uñas, o tanques articulados de la Primera Guerra Mundial. Los gimnasios se llenan de almas bienintencionadas con la firme determinación de perder lo ganado durante el verano con tapitas, helados, paellas, etc...

Yo no iba a ser menos. Tengo siempre un montón ideas, proyectos, cosas que escribir, dyi que he imaginado y por supuesto, buenas intenciones...pendientes. A ver si poniéndolas por escrito surte efecto y soy capaz de cumplir alguna.
  1. Comer más sano y variado, más fruta y menos comfort food
  2. Hacer más ejercicio. Vamos...hacer ejercicio, porque lo poco que hago es anecdótico!
  3. Escribir más frecuentemente en el diario en papel de Elsa. 
  4. Mantener este blog vivo, acabar de pulirlo y escribir en él. 
  5. Visitar a mi hermano en Bilbao. 
  6. Hacer un viaje bonito los 3 juntos y por lo menos una escapada de pareja en el próximo "curso".
  7. Dedicar tiempo a la lectura
  8. Ser más organizada y menos desordenada
  9. Sonreir más, ser más feliz, dedicar más tiempo de calidad a los míos y enfurruñarme menos. La vida son 3 días! 
  10. Asignar tiempos a las RRSS, para no estar siempre "enganchada" a las actualizaciones. 
  11. Ahorrar más.
Si releo la lista, algunos de los objetivos son en realidad uno y medio o dos camuflados. Veremos si encuentro las fuerzas y, sobretodo, el tiempo para cumplirlos. Si no soy capaz de llegar a todo, recordaré la intención número 9 y procuraré no enfurruñarme demasiado conmigo misma.



29 de agosto de 2014

Un recuerdo especial

Hacía muchísimo tiempo que tenía ganas de tener unas bonitas fotos familiares, yo diría que desde antes de que naciera Elsa! Durante el embarazo me hice fotos caseras en las que se veía la progesión de mi barriga, pero son realmente muuuuy domésticas y carecen de valor estético. En la recta final improvisamos una sesión gracias a un amigo y tengo algunas fotos bonitas de los dos con Elsa en la barriguita.

Nació la peque y volvía a tener ganas de reflejar el momento en una sesión de fotos. Pero siempre quedó postpuesto, sobretodo porque no era una prioridad. No es que me arrepienta, pero algunos recuerdos, si no se plasman en algún sitio - por escrito o en imágenes - se los lleva el tiempo. No será por falta de fotos, porque tenemos miles, y seguramente no es tan importante que sean estéticamente perfectas, sino que sirvan para transportarnos hasta el "ahora" y refrescar nuestra memoria cuando seamos todos más mayores. 

Pero por fin me decidí y después de vencer la reticencia de mi no-marido a participar, a primeros de Julio teníamos fecha para una sesión de fotos de la Mausi, pero también de los 3. En un primer momento pensé en llevarme a Rita y a Candela, nuestras 2 perras, pero lo descarté por complicar la logística. Son muy buenas, pero están acostumbradas al campo y no a que las llevemos de la correa por la ciudad o la playa. 

El día nos dio la bienvenida con una tormenta de verano espectacular - a las 6.30 de la mañana tronaba y caían chuzos de punta - pensé incluso en cancelar la sesión, pero no lo hice y seguimos con el plan. Por la tarde nos trasladamos a Castelldefels, al estudio de Olga Pareja, la fotógrafa que habíamos escogido. Elsa llegó un poco tímida, pero poco a poco fue tomando confianza. Resulta realmente difícil que una niña de 2 años y poco haga exactamente lo que tú le pides, así que nada de posar o algo parecido. Hubo que sobornarla con galletas, incluso, pero conforme se iba sitiendo cómoda fue más ella misma y conseguimos fotos preciosas en el estudio, en el que había una luz natural impresionante.

Después de la sesión de interior fuimos a una playa, justo al lado del estudio de Olga. Hacía bastante viento y no parecía Julio, sino cualquier día de primavera, y por el mismo motivo tampoco había demasiada gente, lo que fue una ventaja para las fotos. Olga quería aprovechar la luz de última hora de la tarde y la verdad es que a pesar del tiempo medio nublado y ventoso, o tal vez gracias a ello, quedaron unas fotos originales, diferentes y muy bonitas. Fotos de Elsa jugando en la arena, de pequeños detalles y también fotos familiares de nosotros tres.

Estoy muy contenta del resultado y sobretodo  feliz de poder perpetuar ese recuerdo. Cada momento que pasa es irrepetible, pero estas fotografías permitirán que Elsa reviva en el futuro un momento que difícilmente recordará sin estas imágenes. Me ha encantado la experiencia y nos sentimos mucho más cómodos de lo que hubiéramos imaginado gracias a la simpatía y a la proximidad de Olga, que no sólo hace un gran trabajo, sino que - por si lo queréis comprobar - cada día lo hace mejor.

6 de agosto de 2014

Paraísos cercanos: Cabo de Gata

Acabamos de volver de nuestra semana de "vacaciones". La semana del dolce far niente, de la playita, la cervecita, la tapita, y el relax... bueno, o todo el relax que te permite una peque de 2 años y 5 meses. 

Hemos estado en Almeria, alojados en un pueblecito del Parque Natural del Cabo de Gata. No era un destino nuevo para nosotros, pues hace 4 años ya estuvimos en viaje de "solteros", ya que Elsa no era ni siquiera un proyecto. Entonces, nos alojamos en otra población, San José, y en esta ocasión hemos recalado en Agua Amarga. El pueblo es encantador, ni muy grande ni muy pequeño y salpicado de casitas blancas. Para nosotros el tamaño justo, y tranquilo, pero con cierta animación por la noche. Tiene una grande y hermosa playa y los servicios necesarios en estos casos: supermercado pequeño, unas cuantas tiendas bonitas en las que comprar algún capricho y suficientes bares y restaurantes para escoger. 


Me preocupaba el viaje en coche, ya que no queríamos comprar un DVD portátil o una tablet, porque pensamos que Elsa todavía es pequeña para esas cosas - opinión personal, porque hay mil niños que ya tienen y también está bien. Su padre lo resolvió de forma sencilla y económica, cargando una película en el móvil y sujetando éste con un soporte al cabezal delantero. Elsa iba entretenida y nosotros aprendiéndonos los diálogos de la "pilícula". Como llevamos 3 meses sin pañales, ir por los baños públicos puede resultar un poco engorroso, por lo que me llevé el adaptador de plástico para el wc y un paquete de toallitas. Exceptuando alguna pregunta de Elsa - fruto de mi propio tiquismiquismo - "Ta sussio mamá? No se toca? Pongo las manos aquí?"...todo ha ido de maravilla.

En cuanto al destino, es un auténtico paraíso. Precioso. Hemos visitado las playas de Agua Amarga, Cala del Plomo, Playazo, Playa de los Muertos y los Escullos. Todas las playas son bonitas, pero si tengo que destacar alguna, sería la del Playazo y la Playa de los Muertos. La primera, está en Rodalquilar y es de fácil acceso, pues hay una pista que llega hasta la misma playa, donde se puede aparcar. La playa es grande de 400 metros, arena fina y dorada y aguas muy limpias. Es una buena playa para los niños, porque el desnivel al entrar en el agua es progresivo y las aguas tranquilas. A pesar de ser una de las de mayor afluencia, en ningún momento estuvimos pegados a otros bañistas.



Playa de los Muertos está situada después de Agua Amarga en dirección a Carboneras y es, merecidamente, una de las playas más famosas de la zona. Es en el único lugar en el que tuvimos que pagar para dejar el coche en un parquing municipal junto a la carretera. Desde allí sale un sendero que baja hasta la playa. Recordábamos que el acceso por el sendero no era sencillo y llevamos la mochila portabebés para poder bajar con la niña pues, aunque camina, aún no se le puede pedir que haga trekking. Aún así me pareció más duro el descenso y la subida en mi primer viaje, pero... aunque todo el mundo se atreve a hacer el camino en chanclas, recomiendo llevar deportivas para bajar, pues resulta más cómodo y seguro y puedes ahorrarte resbalones peligrosos. Una vez en la playa vale la pena haber hecho el camino! La playa es grande, un kilómetro aproximádamente, y muy bonita. La arena es ideal porque aunque la finita es muy bonita, yo prefiero la de esta playa, pequeñas piedrecitas (que no piedras!), ya que se sacuden estupendamente y no hacen daño al caminar. El agua variaba en tonos azules y verdes, limpísima. En el punto de información nos avisaron de que la entrada al mar es abrupta y con un fuerte desnivel, por lo que no resulta ideal para el baño con niños y hay que tener precaución los días de viento, pues te puede costar salir. Si caminas hacia el lado derecho de la playa, puedes acceder a la Cala del Peñón Cortado - muy bonita también y más recogida que la grande. 



En cuanto a otras visitas, hemos estado en Carboneras, Las Negras, Mojácar, El Pozo de los Frailes y el Islote del Moro. No hemos hecho turismo cultural, sino que hemos ido de paseo y a comer o cenar, porque no teníamos los servicios contratados con el alojamiento. En casi todas partes en Andalucía se come bien, aunque resaltaré dos de los restaurantes en los que cenamos. En Carboneras, una población medio grande, con largas playas fuimos a cenar y lo hicimos muy bien en "El Cabo", un restaurante bonito, con música ambiental agradable y en primera línea de mar. Nos atendieron muy amablemente y fueron muy atentos con Elsa, ofreciéndole pollo a la plancha fuera de la carta. Lo recomiendo para una cena especial, para romper con el pescadito frito o las pizzas de rigor. 

Las Negras es un pequeño pueblo en la costa, entre Agua Amarga y Rodalquilar. Tiene un paisaje muy atractivo, flanqueado por el Cerro Negro a la izquierda, que da nombre a la población y que tiñe sus playas de color oscuro. Merece una visita y también se puede comer en cualquiera de sus restaurantes junto al mar. También me parece un buen sitio para alojarse fuera del bullicio de San José o Mojácar playa. Justamente la zona de Mojacar costa solamente la vimos desde el coche, pero es como cualquier otro lugar de playa en Agosto, a mi no me llamó particularmente la atención. Subimos al pueblo, que es un pueblo "blanco" y con título de "Pueblo Bonito de España". Desde una terraza pudimos contemplar la puesta de sol y cenamos en un rinconcito agradable, aunque aquel día hacía un calor horroroso en las zonas en las que no corría el aire. 


En El Pozo de los Frailes cenamos con unas amigas en "La Gallineta" un lugar en el que casualmente ya habíamos escogido para una cena romántica en nuestra anterior visita. El sitio es muy bonito, una casa antigua con una cuidada decoración rústica, suelos de losetas hidraúlicas y servicio atento. Tiene tanto mesas en el patio - muy bonito - como en el interior. Nosotros cenamos dentro porque esa noche hacía viento e ibámos con Elsa.  Probamos el ceviche, excelente, y unas alcachofas con jamón buenísimas. Luego un ajoblanco con piñones - diferente y delicioso - y un arroz con pollo y verduras, que pedimos especialmente para la peque y comimos todos porque estaba riquísimo. Por último los segundos, bacalao, secreto de cerdo y una carne en hojaldre, todo para chuparse los dedos. Además, los postres son de pecado. Es una visita obligada y seguro que si volvemos a la zona, repetiremos. 

El resto de días hemos comido en diferentes lugares, desde tapas a pizzas, mucho macarrón para Elsa y su "quieddo paszsta" y pescadito para los papás. A mi me encanta el cazón, que es un pescado buenísimo y que yo ya conocía por Málaga. Lo hemos comido a la plancha, muy sabroso, y en fritura. También hemos probado boquerones, camarones y otros pescados "Negrita" (muy parecido al emperador) y "Gallo Pedro" un pescado típico de la zona, que se hace frito y del que se puede comer hasta la cabeza.

Como decía al principio, nos hemos alojado en Agua Amarga, en el Hotel Senderos. Teníamos una habitación sencilla, sin balcón ni vistas especiales, pero hemos estado a gusto, porque era moderna, luminosa, espaciosa y cómoda. Si tuviera que volver a escoger el mismo hotel, intentaría pedir una habitación con balcón o patio, que las hay. Si no se va con niños, y se busca un ambiente más rural o tranquilo, hay hoteles muy bonitos, como Tio Kiko o La Almendra y el Gitano. No los conozco, pero tienen muy buenos reviews en Booking y Tripadvisor. 

Han sido unas buenas vacaciones. Las playas del Cabo de Gata son tan merecedoras de una visita como puedan serlo las de la Costa Brava o las Baleares, aderezadas además con un paisaje agreste, árido y salvaje.