21 de septiembre de 2014

Cualquier tiempo pasado...



No. No digo que fuera mejor y hoy no ha ocurrido nada en especial que me haga añorar mi antigua yo. Pero a veces pienso de refilón en las cosas que ya no son igual desde que soy madre. 

Es una declaración muy personal y probablemente hasta resulte "superficial" para algunos. Tenemos hijos porque queremos y no es un lamento, es simplemente un viaje al pasado. Hay que tomárselo con un toque de humor, pero estas son algunas de las cosas que, a veces, echo de menos: 
  1. Ir a la peluquería y pasarme allí 4 horas sin remordimientos. Sin pensar en que alguien me está esperando o en que estoy desatendiendo a mi hija por estar un sábado por la mañana en la pelu. No es que disfrute muchísimo invirtiendo toda la mañana o toda la tarde en la peluquería, pero no me importaría poder estar un par de horas sin sentirme un poco culpable. 
  2. Cuidarme. Las rutinas diarias de belleza, ya no son diarias, son bisemanales, con suerte. Y las que eran bimensuales, han pasado a ser mensuales, o mucho más esporádicas. Ponerse el body milk, la crema de manos exfoliarse los pies - pasaba antes cada día - y ahora lo hago un par de veces por semana. No se me olvida, ¡es que no me da tiempo! Antes iba depilada (casi) siempre. Ahora pasarse la silk epil es como tener una aventura, ocurre rápido y a escondidas, porque sino aparece la Mausi, "eso qué eh lo que éh?". Y las uñas... me da tiempo a tenerlas largas, porque no tengo tiempo ni de mordérmelas. 
  3. Beber. Tomarme una botella de vino mano a mano con mi pareja o beberme 2 gin tonics con amigos, aunque sea en casa. Simplemente, me da demasiado yuyu pensar que si me tomo una copa de más, durante la noche puede ocurrirle algo a la peque y yo no estaré al 100%. 
  4. Hablar por teléfono y tener una conversación de 1 hora y media con una amiga. Lo reconozco, ni es necesario, ni beneficioso para las contracturas. Pero antes era algo que hacía casi a diario. Vivía sola y hablaba con mis amigas mientras hacia la cena, cocinaba, iba al baño o me hacía las uñas (ver 2). Eso se acabó, ahora sé que están vivas gracias a algún Whatsapp y sus fotos en Facebook... y a algún encuentro ocasional que podemos robarle al tiempo! 
  5. Hacer deporte - casi - por placer. Una amiga me abrió los ojos la semana pasada. No encontramos el momento para hacer deporte porque, entre otras cosas, esperamos que sea un espacio de relax para nosotras, o por lo menos de distensión. Pero como hay que encajarlo en la agenda semanal e ir corriendo del trabajo al gym, y del gym a casa... ya no resulta ni distendido, ni un placer. 
  6. Leer. Pasarme un domingo por la mañana leyendo el periódico y sus suplementos. O leerme una revista del tirón en la playa. Una utopía.
  7. Improvisar. Para ser justos, aún improvisamos planes. Aún hacemos algo que no teníamos previsto un sábado o un domingo. No es que llevemos una agenda a rajatabla - tengo un punto alemán, pero ya quisiera yo... Pero no es lo mismo. Uno siempre tiene que tener en cuenta, dónde podrá comer la peque, o dónde podremos utilizar unos baños, si tendrá que dormir, etc. 
  8. Ser puntual. Imagino que eso ya es un problema personal. Yo había sido puntual como un reloj suizo toda mi juventud. Luego unas amigas muy queridas, pero extremadamente tardonas, me reformaron a golpe de espera y me tomé la justicia por mi mano, llegando a aparecer frecuentemente la última. ¡Venganza! Pero ahora, ahora no consigo salir de casa casi nunca a la hora que me he propuesto. De hecho, debería haberlo puesto en mi lista de propósitos de temporada y ni siquiera lo he hecho. 
  9. Ir de compras. Dedicarme toda una mañana o una tarde a entrar y salir de las tiendas de un centro comercial, probándome ropa o - como soy un poco perezosa para desvertirme y vestirme - solamente mirando. O pasear por el Born de Barcelona, curioseando en una tienda detrás de otra, descubriendo nuevos locales y parándome a tomar algo, además. Eso... ni puedo hacerlo con la Mausi, ni su papi tiene la paciencia de hacerlo en pareja tampoco. Y creo que cualquier madre que piense en ir de compras con sus hijos, debe sentirse de manera parecida. 
A pesar de todo lo anterior, no cambiaría por nada del mundo todo lo que tengo ahora.Y vosotros, ¿Alguna vez echáis algo de menos de vuestra vida anterior?  

2 comentarios:

  1. Ay! Me siento muy identificada contigo. Son esas pequeñas grandes cosas que quieras o no ya no vuelven a ser lo que eran. Pero claro, estamos en constante cambio, quizás lo que hacíamos antes no es lo que nos toca hacer ahora. Hay que buscar nuevas formas... Sigue así, me gusta todo de tu blog! Por cierto, sigo sin saber por qué no puedo contestar algunos comentarios, es raro...

    ResponderEliminar
  2. Yo tengo muy claro que mi vida actual ni se parece, ni tiene por qué, a la vida que llevaba antes. Los tiempos asignados son distintos, las prioridades marcan el día a día y la prioridad es la Mausi, mi no-marido y el trabajo - este último es una obligación / responsabilidad.
    Pero... a veces echo de menos un poco más de tiempo para esas pequeñas cosas tan individuales!

    ResponderEliminar

Déjame tu comentario!