Hay entradas que me cuesta mucho escribir. La idea sobre la que quiero hablar anida en mi... pero bien no consigo plasmarla por escrito, o no encuentro el tiempo de hacerlo como yo quisiera.
Hoy, no querría dejar de escribir sobre "lo importante". Frecuentemente olvidamos lo que es importante en nuestras vidas. No es que no lo sepamos, es que la velocidad a la que vamos cada día, y otros objetivos cotidianos, nos hacen perder la perspectiva.
Yo misma, empiezo el día en general de buen humor, pero también un poco estresada, porque desde las 6.30 de la mañana ya tengo en mente todo lo que debo o quiero hacer. Frecuentemente antes de salir de casa ya estoy alterada porque voy tarde y ya tengo una larga lista de pendientes en mi cabeza. Creo que eso me hace perder el horizonte.
Puede que esté hablando por otros, y sólo tenga que hablar por mi. Pero creo que los humanos cometemos el error de olvidar no sólo el pasado más próximo - como ocurre con la historia - sino que casi todos los días perdemos de vista lo que es importante, y sólo unos pocos minutos, somos capaces de frenar en nuestra vorágine y recordarlo.
Siempre vamos a con prisas, haciendo un rallye con el coche para llegar puntuales al trabajo, a recoger a los niños, a comprar... y un día somos testigos de un accidente, o estamos a punto de ser responsables de uno y entonces, en shock, nos damos cuenta de que no es necesario, que podemos y deberíamos ir más relajados. Pero... se nos olvida al día siguiente, o a la semana.
No nos paramos a decirle a nuestros padres que los queremos, o a darles las gracias por todo lo que han hecho y hacen por nosotros, y un día tienen un susto de los grandes... y nos tiemblan las rodillas porque podrían haberse ido sin que les dijéramos todo aquello que teníamos pendiente.
Nos enfadamos con nuestra pareja por una disputa doméstica, por quién recoge la cocina o quién plancha la ropa, por quién hace o deja de hacer en casa. Entonces vives de cerca la ruptura de una pareja, y te das cuenta de que a menudo, hacemos todo lo que podemos y que tu pareja tiene - todavía - todas las cosas maravillosas que te enamoraron y muchas más.
No nos sentamos a jugar 20 minutos con nuestros hijos relajadamente, sin pensar en nada más, sin mirar el móvil o levantarnos para ir haciendo otras cosas. Y luego nos arrepentimos de no haberles dedicado ese tiempo cuando los vemos jugando sólos.
Y así... podríamos seguir y seguir. Hoy he pensado en todo esto, porque ha caído en mis manos el artículo que escribió Charlotte Kitley, que era una bloguera de The Hufftington Post y que ha fallecido recientemente de cáncer.
Adjunto el enlace al artículo completo, pero quiero resaltar un extracto, que habla justamente de lo que decía antes. De que no debemos perder de vista lo importante.
"... por favor, por favor, disfrutad de la vida. Cogedla con las dos manos, agarradla, agitadla y creed en ella cada instante. Adorad a vuestros hijos. No tenéis ni idea de lo privilegiados que sois por poder gritarles cada mañana para que se den prisa y se laven los dientes.Abrazad a esa persona que queréis y si no os devuelve el abrazo, encontrad a alguien que sí lo haga. Todo el mundo se merece querer y ser querido. No aceptéis menos. Buscad un trabajo que os guste, pero no os hagáis esclavos de ello. Al final, en la lápida no pondrá "ojalá hubiera trabajado más". Bailad, reiros y comed con amigos. Las amistades verdaderas, fuertes y sinceras son un privilegio y una elección que tenemos que hacer, no como la lealtad que debemos mostrar por un vínculo sanguíneo. Elegid sabiamente a vuestros amigos y queredlos con todo vuestro amor. Rodeaos de cosas bonitas. En la vida hay muchas sombras y mucha tristeza; buscad ese arcoiris y enmarcadlo. Hay belleza en todo. A veces sólo hay que esforzarse un poco más para verlo."
No perdamos de vista lo importante. Son las pequeñas cosas.